El niño Omid se esfuerza en meter las semillas de la granada, un fruto muy afgano, en una batidora de otro siglo. Se ayuda de una lata de zumo sin tapa para alcanzar la medida exacta, aquella que diferencia uno bueno de otro mediocre. Cada día abre el puesto de la calle Shani Now, en el corazón de Kabul, a las ocho de la mañana y lo cierra pasadas las nueve....
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