Este domingo pasado nos sucedió una de esas inexplicables situaciones en que, caminando por la calle, te encuentras un coche cerrado, al sol, con niños dentro. El coche estaba aparcado en la calle, no demasiado bien en cuanto a posición (muestra de que alguien los dejó "un momento", ya que un par de maniobras más lo habría dejado perfecto) y los niños estaban dentro con el cinturón de seguridad hablando, sonriendo y jugando (muestra de que no llevaban mucho rato dentro).
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