Serpenteaba en el mar hace 600 millones de años y poseía un cerebro sofisticado, capaz de liberar hormonas en el riego sanguineo y de intercambiar información con diversos órganos sensoriales. Semejante a una lombriz actual, se trata del ancestro que los seres humanos y las lombrices tenemos en común. La evidencia de este hallazgo no proviene de encontrar un nuevo fósil, sino del estudio de micro ARN en animales vivos hoy en día.
|
etiquetas: ancestros , evolución , cerebro