Atrás han quedado los días en que los abogados retiraban sus casos porque al frente del juzgado había una mujer. Afrah Ba-Dwailan, la primera y única juez que ejerce en Saná, se ha consolidado al frente del Tribunal de Menores como uno de los magistrados más entregados y justos de la capital yemení. "Nunca he aceptado un soborno", asegura en un país en el que la corrupción engrasa el sistema.
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