Ahora, justo ocho años después de su fallecimiento en una clínica de Madrid, recuerdo que nunca me concedió una entrevista.Su irregularidad era un aliciente extra, porque nunca se podía prever su jornada fatal, esa etapa en la que su cabeza decía basta y se dejaba una pila de minutos perdiendo todas sus opciones en la general. Un tipo inimitable. En aquella Vuelta llegó a ser líder de todo: general, montaña, regularidad… y se anotó tres etapas. Venció Ángel Casero, pero Chava Jiménez fue el gran animador,el acaparador de autógrafos y ovaciones.
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