Casi toda la familia de la testigo rumana C-65, cuya credibilidad sostiene la principal prueba de cargo para condenar a Jamal Zougam, intentó cobrar las indemnizaciones que correspondían a las víctimas del 11-M. Su marido fue aceptado como viajero del tren de Atocha, aunque afirmó que iba acompañado de su cuñado -hermano de la testigo- y éste fue expulsado del sumario porque no le creyeron. Ahora se sabe que a otra hermana de C-65 y a un primo, que dijeron ir en otro tren, les fue peor: el juez Juan del Olmo tuvo tan claro que estaban fingiendo
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