Franco decía guiarse por "los principios del Evangelio" y a la vez veía en "la cruzada", una "operación quirúrgica", una guerra de "liberación" para volver a la "verdadera España". Terminada la guerra, sentenció que no había terminado "la lucha", y dejó esta frase para la historia: "No nos hagamos ilusiones, el capitalismo judaico que permitía la alianza del gran capital con el marxismo, que sabe tanto de pactos con la revolución antiespañola, no se extirpa en un día y aletea en el fondo de muchas conciencias". (Jesús Barcos)
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