Cocción. Antaño el panadero se ponía a trabajar a las 22 o 23 horas, encendía el horno de leña y cocía el pan con total lógica. Cuando el fuego era más vivo, es decir, cuando el horno estaba con más temperatura, cocía las piezas pequeñas: Panecillos, barras pequeñas, bastones y similares. Después cocía las barras medianas y para el final dejaba las piezas grandes, que cocían durante hora y media a 180 grados. Gracias a este proceso el pan seguía siendo pan al cabo de cinco o más días. Hoy el sistema de cocción ha cambiado radicalmente.
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