¿Problemas para facturar algunos productos de cosmética en el aeropuerto? ¿No te dejan subir al avión con tu bolsa de aseo? El papel champú es la solución. Con una pequeña lámina es suficiente para lavar la cabeza. Al entrar en contacto con el agua se disuelven y generan espuma, como si fuese champú procedente de un recipiente convencional. Y encima, cuentan con la ventaja de que el envase donde se almacenan es muy compacto, sólo 5 centímetros de ancho por 7,6 de alto
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