El hallazgo, 2.600 monedas de 1.000 años de antigüedad, se realizó por casualidad en Somerset (Inglaterra) y constituye la colección más grande hasta el momento. Un tesoro que, por supuesto, no saldrá barato al Museo Británico, ya que podría llegar hasta los 6 millones de euros. «En este caso, hablamos de un mínimo de 500 libras por moneda y con 2.500 monedas eso es muchísimo. Además, algunas serán más raras que otras», apostilló.
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