En la ciudad alemana de Colonia, la Policía detuvo a tres partidarios del grupo ruso de punk Pussy Riot, por irrumpir en la principal catedral de la ciudad, subir al altar y gritar consignas en apoyo a la banda. En Alemania, se podrían enfrentar hasta a un año de prisión por irrupción de acto religioso y daño a la moralidad.
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