Si no fuera por el dinero de todos los españoles (en forma de subvenciones recurrentes y electorales), los partidos políticos tendrían más que dificultades para cubrir todos sus gastos, muchos de ellos en forma de deudas millonarias (e históricas). Dicho de otra forma: si dependieran de lo que ingresan directamente de sus afiliados a través de las cuotas, las cuatro grandes organizaciones nacionales -Partido Popular, Partido Socialista, Ciudadanos y Podemos- serían mucho más pequeñas en su estructura.
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