La patronal Pimem ha tenido que hipotecar las tres plantas de su sede en Palma para hacer frente a las deudas y a los problemas financieros que se han agravado a causa de la crisis económica, como la pérdida de unos 1.700 asociados en el plazo de un año. La decisión se adoptó a finales del pasado año, pero se ha mantenido en secreto entre muchas de las asociaciones de Pimem, ya que alguno de sus responsables aseguraba estos días desconocer esta operación.
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