Santiago segura es, con diferencia, lo más agudo, brillante y divertido de estos Goya. Y toda las parodiadas estrellas, en primera fila, satirizadas con sonrisa de compromiso ante un deslenguado individuo que con su última criatura le ha proporcionado 19 millones de euros al deprimido cine español y la oportunidad de seguir tirándose el triunfalista rollo a los jefes del negocio si no existiese ese foco ancestral de corrupción, funcionarado y clientelismo llamado Televisión Española.
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