"¡A ver, sorpréndeme! " comenzaba a decir Antonio en cuanto me había envuelto en el delantal verde y cubierto el cuello con una gran tira de papel. Lo decía en voz alta y muy ufano, dirigiéndose a toda la concurrencia, muy seguro del efecto cómico: estoy calvo. la peluquería Señalada, una de las peluquerías más antiguas y de más abolengo del barrio de la Sagrada Familia en Barcelona. a elegimos en nuestro reportaje sobre los estragos del turismo para ilustrar la delicada supervivencia de un negocio familiar.
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