Ruge el viento. El mar golpea los acantilados. Dos metros de roca, ésa es la franja de agua y oxígeno en la que crece el percebe. Dos metros donde el mar se ensaña, donde bate con fuerza milenaria. Una frontera de olas y espuma en la que Serxio y sus compañeros luchan por un bocado de mar. Una frontera de valor y miedo. De temeridad y sentido común. Dos metros sin margen de error. Ahí vive el percebe. Ahí vive Serxio.
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