No sé si encuentro la taxidermia horripilante, o conmovedora. Si hubiese podido, creo que habría querido conservar a mis dos pequeños conejos, Flo y Penny, conmigo, hasta muertos, para toda la vida. El trabajo de taxidermia de la artista australiana Emily Valentine merece una ojeada. Aquí transforma pequeños perros fallecidos en pequeños ángeles coloreados.
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