Lo ocurrido el 7 de julio de 1941 se cuenta como una de las acciones en el aire más increíbles (y temerarias) que haya realizado el hombre durante un conflicto bélico. Si tuvieras la mala suerte de encontrarte en una avioneta con el ala ardiendo seguramente pensarías que la mejor opción es saltar en paracaídas. Si encima tienes detrás a un batallón nazi la cosa se complica. Para James Ward la solución estaba muy clara. Debía salir del avión a 4 mil metros de altura para arreglarlo.
|
etiquetas: nazis , bombardero , james ward , llamas