De aquí a los próximos seis meses o un año no sería de extrañar que las playas gallegas u otras europeas se vieran sorprendidas por la aparición de minúsculas galletas de chapapote. Algo nada infrecuente, solo que su procedencia no será de los cada vez menos habituales sentinazos, sino que su rastro habrá que encontrarlo en la marea negra que asola el golfo de México....
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