Sobre un promontorio en una isla de Túnez se pudo observar durante tres siglos una terrorífica construcción: en aquel lugar habían caído derrotadas quince mil almas cristianas, y los cráneos de aquellos que no se levantaron sirvieron para edificar, ligados con adobe, un símbolo a la barbarie, una terrible amenaza, y una segura promesa de muerte. Si navegabas tan cerca como para ver el reflejo del sol sobre el hueso, es que estabas frente a la isla de Djerba, territorio de Dragut, el señor de la torre de calaveras españolas.
|
etiquetas: dragut , djerba , burj-al-rus , torre de calaveras