Harto de que sus hijos comieran comida basura, Ron Finley tomó la iniciativa de plantar un huerto urbano ilegal en su vecindario... y digo correctamente ilegal, por que para hacerlo tomó prestado un parterre municipal abandonado. A pesar de varias advertencias del Ayuntamiento, Ron continuó con su huerto en aquel maltrecho parterre de una calle de Los Angeles. Con el tiempo, este pequeño acto reivindicativo tomó la forma de un movimiento vecinal en el deprimido barrio de South Central...
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