Yo nací en el setenta. Recuerdo muy vagamente la muerte del dictador y las colas enormes que se formaron para despedirlo, rumbo al valle de los caídos. Por supuesto, él ni cayó ni leches, así que doy por buena su exhumacion por ese motivo.
Ahora, cuando 43 años después hablan de desenterrarlo, no puedo menos que morirme de la risa al escuchar que su familia quiere que repose en la catedral de la Almudena. Dicen que las mujeres no tenemos esa clase de sentido del humor, pero permitidme que me considere una excepción : ver la cara de los anormales que parieron este acto revanchista y retorcido merece llevarle un ramo de flores al puto caudillo. Porque soy franquista? Venga ya, no me jodais. Porque soy insumisa, y no me sale de las tetas, hablando mal, tragarme la opinión obligatoria.
Como lleven a Franco a la Almudena, juro que le pongo un ramo de gladiolos, pero no en su homenaje, sino para reírme de toda la pandilla de imbéciles que pretendieron cambiarme la lucha por un trabajo digno y una vida aceptable por los huesos de un fascista muerto que ni siquiera tuvieron los huevos de matar ellos.
Gente rastrera, miserables guerreros y revolucionarios de tanatorio, héroes de la lucha en los cementerios: ya os pueden ir dando por el culo. Mientras yo las paso putas para llegar a fin de mes, pretendéis premiar mi voto desenterrado a mi antepenúltimo enemigo, mientras el adversario actual me sigue chuleando.
Y encima se ríen en vuestra cara, que por desgracia es la mía, mientras llevan a Franco al centro de Madrid y a mí me ofrecen 20 días por año trabajado.
Mis queridos necrofilos hijos de puta: no estoy tan borracha aún como para arrepentirme de jurar que si lleváis a Franco a la Almudena voy a ir allí con mi ramo, para reírme de vosotros. Para que haya mil ramos como el mío y de una vez se os caiga la puta cara de vergüenza por lo que habéis hecho con la gente humilde que os votamos.
Traidores. Miserables. Gentuza