Salgo de trabajar, con ganas de llegar a casa, y medio dormido. Pero sin quererlo, y casi sin darme cuenta, creo que he hecho una buena acción. Simplemente girando la cabeza y con una palabra, he ayudado a una mujer, a la que no he visto ni la cara, a llegar un poco más tranquila a su casa.
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etiquetas: encuentro , casualidad , posible agresión