En España no se ha producido el estallido social que algunos han venido pronosticando casi desde que empezó la crisis económica. Al igual que otros episodios que muy esporádicamente los han precedido, la agresión al consejero murciano de Cultura o los incidentes de la pasada semana en Salt son hechos demasiado concretos y aislados como para expresar una tendencia en esa dirección.
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