Los ingenieros iraquíes han advertido del riesgo de su inminente derrumbamiento y afirman que el consiguiente número de víctimas podría ser peor de lo esperado. Las esclusas, utilizadas normalmente para liberar esa presión, están atascadas y cerradas. Un año después de que el Estado Islámico se hiciese temporalmente con la presa, no se ha reemplazado la maquinaria ni se han reunido los suficientes trabajadores. Esa es la causa de que las grietas en la roca porosa bajo la presa se estén haciendo más grandes y peligrosas cada día.
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