La euforia inicial desatada ayer por las bolsas tras el triunfo en Grecia de un candidato pro-euro no alcanzó a durar una hora. Desde ese momento los indicadores se desplomaron dando cuenta que esta vez no hay excusas ni coartadas. Simplemente las cosas se han hecho mal, el rescate a la banca ha sido una farsa y la situación de la banca española es un completo desastre.
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