"Los judíos fueron a menudo la cortina de humo de los déspotas, la excusa sobre la que se proyectaban regímenes y actitudes que hoy calificaríamos de totalitarias y que pretendían ocultar las fortunas dilapidadas o la incapacidad de una nobleza para trabajar o hacer rendir sus tierras. Lo que ahora llamaríamos economía productiva. Los pogromos contra la población judía eran una constante en toda Europa que encendía a la gente que solía tener detrás la negativa a pagar o la impotencia para hacer producir sus tierras o negocios ", afirma.