Olvidarte paraguas o del teléfono móvil, le puede suceder a cualquiera. Dejarse en algún rincón el abrigo o la bufanda, también es posible. Pero cómo es posible que alguien haya dejado olvidado un pedazo de Rolls-Royce valorado en unos 450.000 dólares es, cuanto menos, inexplicable.
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