No nos engañemos, la mayoría de nosotros funcionamos un poco como el burro que persigue incansablemente la zanahoria. Y como los caballos, todos aspiramos a que nos den un azucarillo por una buena acción. Pero si de verdad queremos ser eficientes en nuestro trabajo, más vale que no nos recompensen con demasiados azucarcillos.
|
etiquetas: psicologia , recompensa