«No puedo ni rascarme la nariz». A Manel Casanova la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa incurable, se lo quitó casi todo, aunque conservó siempre la ironía y el sentido del humor. Hace año y medio decidió contar su drama ante las cámaras de 'Informe Semanal'. En realidad, el dilema ya lo había resuelto. En silla de ruedas, atado a un respirador, sin el menor dominio de sus movimientos y sus acciones, salvo un cerebro a pleno rendimiento, este catalán de 47 años reivindicaba su derecho a «morir dulcemente».
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