Cuando Ana Martínez acude al lugar donde reside su colonia de gatos, éstos se desperezan y abandonan sus escondites. Son media docena de animales los que mastican el pienso que les ofrece esta amante de los animales. Para sus vecinos de Eirís se trata de una afición inofensiva. Para el Ayuntamiento, es una infracción a las ordenanzas municipales que puede castigarse con hasta 300 euros de multa. Pero ella insiste: “No pienso que esté haciendo algo malo. Creo que es una cuestión de humanidad atender a estos animales”.
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