Cuando la Policía Nacional entró en la finca de Villar de Cañas (Cuenca) que vigilaba desde hacía días, se encontró -según su propia versión- que las ventanas estaban casi tapadas con lonas, que en las paredes había anotaciones bíblicas y que dentro de la vivienda vivían dos niños que apenas habían visto la luz del sol en días. De hecho, los agentes tuvieron que vigilar la finca con drones para no ser detectados y hasta el último momento tenían dudas de que el niño que estaban buscando desde hacía casi dos años estuviera dentro.
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