Fue sorprendentemente simple. Los científicos de la Universidad de California insertaron un gen para un receptor de luz verde en los ojos de ratones ciegos y, un mes más tarde, navegaban alrededor de los obstáculos con la misma facilidad que los ratones sin problemas de visión. Pudieron ver movimiento, miles de cambios de brillo y detalles finos en un iPad suficiente para distinguir las letras. En tan solo 3 años, la terapia génica a través de un virus inactivado podría probarse en humanos que perdieron de vista por degeneración de retina.
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