La antigua Atenas se asocia a menudo con la democracia, pero nuestros pensadores griegos favoritos (Sócrates, Platón y Aristóteles) eran desvergonzadamente elitistas. Sus teorías de la naturaleza humana eran poco halagadoras. Como resultado, criticaban energicamente la democracia como forma inherentemente corrupta e ineficiente de gobierno. En La República, Platón clasifica diferentes gobiernos griegos de una manera jerárquica y decadente: Una oligarquía conduce a una democracia, todo lo cual conduce a la tiranía. Traducción completa en
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