Un mes antes de que Rebecca Smith fuese encontrada muerta en su celda en una cárcel británica, con una bolsa de plástico atada alrededor de la cabeza, ella misma había dicho al personal de prisiones que se iba a suicidar ahogándose. Este reciente caso pone de relieve el actual debate en Gran Bretaña sobre el sistema judicial penal. Poco después de que asumiese el poder en mayo el gobierno de coalición, el nuevo secretario de Estado de Justicia, Kenneth Clarke, dio a entender que encarcelar a la gente no es un sistema que esté funcionando.
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