El ente alega que «no es un accidente de la alta velocidad» y busca salvar el contrato de Brasil. Los conductores culpan al «descenso muy brusco»El trasfondo de estas declaraciones es el contrato que el Estado español espera firmar con Brasil para la construcción de la línea Río-Sao Paulo-Campinas, la primera de alta velocidad de Sudamérica, que deberá estar plenamente operativa en 2020. El adjudicatario, con un presupuesto de unos 12.700 millones de euros, se conocerá el próximo 19 de setiembre.
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