Una persona poco comunicativa, rara y obsesionada con los libros y la sabiduría. No en vano se proclamaba admirador de Sócrates. Y enemigo de la televisión. Así era Julio José Zapata, de 52 años, que se quitó la vida después de acabar a tiros, supuestamente, con la de su esposa, Ana María Sánchez, de 49 años, y la del hijo de ambos, Carlos, de 16. El matrimonio, que había llegado con el chico al pueblo hace unos ocho años procedente de Madrid, estaba iniciando los trámites de separación.
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