Habían quedado en la Puerta del Sol. El único dato que los entonces aspirantes a periodistas Kike Turrón y Kike Babas (así es como firman Quique Conde y Quique Suárez) tenían sobre él era que llevaría una camisa de flores. Difícil no identificarle. Ellos acudieron a la cita en el kilómetro cero de Madrid con un par de litros de cerveza. Era 1989 y contaban 20 años. A la hora fijada apareció: Roberto Iniesta, 27 años, pelo largo y, efectivamente, con una camisa floreada, dispuesto a que le hiciesen una entrevista para una radio que no existía.
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