Este jovencito, Fidel de León llega del interior de su país a la capital e inmerso en un ambiente tan seductor, siente que su inocencia está siendo arruinada por el influjo del medio y eso, a pesar de todo, le da profundo pesar.Esto es lo que expone: Parece que lo único que queda de mi pueblo es la tierra que llevo entre mis uñas, el aroma que guardo en el pañuelo y el niño que no quiero ver morir. Me hundo en el lago de mis tardes, llena de ranas y libélulas. Siempre pensé que la noche no era mía por temor a perder mi personaje.
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