En 1944 Oskar Schindler decidió trasladar su fábrica de la deutsche emailwarenfabrik (def) desde Cracovia a la pequeña localidad checa de Brnenec. Se llevó consigo y salvó del exterminio a sus 1.200 trabajadores judíos. Aquel edificio está hoy en ruinas y a la venta para que un inversor pueda hacerse con él, rehabilitarlo y, por qué no, convertirlo en un museo del Holocausto. El precio, dos millones de euros.
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