Para comprobar cómo marcha la evolución de la especie nada como detenerse en los capitanes Edward Smith y Francesco Schettino. La última vez que se vio al primero estaba en la cubierta del Titanic, decidido a permanecer en el barco mientras quedara un pasajero por rescatar. Un centenar de años después tenemos que conformarnos con Francesco Schettino, que primero abandonó a toda prisa el Costa Concordia tras encallar en la Toscana y después excusó su acto de cobardía asegurando que se había caído en un bote salvavidas. No son tiempos para héroes
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