Cuando se tramitaba el Estatuto, camino del aeropuerto de Barajas, en una retención, un conductor reconoció a Puigercós. El indivuo bajo del coche y empezó a golpear en el cristal de la puerta del polítco. La pericia del conductor hizo que el agresor no consiguiera su objetivo. A raíz de estos hechos el ministerio del Interior le ofreció llevar escolta, pero él no lo creyó oportuno.
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