Acostumbrados a la retórica hueca y vacía, a la cháchara inane e incesante que nos mantienen hastiados y sitiados la mayor parte del año, las charlas, presentaciones, mesas redondas y encuentros que se propician en uno de los Festivales Culturales más importantes de Europa suponen no sólo una imprescindible bocanada de aire fresco, sino una inyección de creatividad, un subidón de adrenalina intelectual y un chute de endorfinas literarias que te activan, te sacuden, te espolean y te rejuvenecen.
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