Álvaro estudiaba en la Universidad Politécnica de Madrid, donde un día se organizó un torneo de baloncesto de 3x3 patrocinado por Orange y la ACB. El procedimiento era sencillo: introducir una papeleta con tus datos en una urna. El propietario de la papeleta elegida debía encestar una canasta desde 15 metros de distancia para llevarse como premio, nada más y nada menos, que un coche. “Cuando eligieron la mía yo ya empezaba a ver los milagros».
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