A veces los verdaderos héroes no son generales de pechos rebosantes de medallas, ni tenistas de Grand Slam, ni cantantes solidarios; a veces los verdaderos héroes hay que buscarlos en la cama de un hogar humilde, venciendo toda clase de dolores y despertándose de madrugada para vender algunos mecheros en un semáforo. Sin estruendo. Sin conceder entrevistas. Sin recibir premios. Sin inspirar películas. Sin un auditorio que se rompa las manos a aplaudirle. En solitario. En silencio. Los ríos más profundos son los que hacen menos ruido.
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