[...]Como su desahogo es evidente, es fácil imaginar los esfuerzos que han de hacer para ponerse en la piel de los ciudadanos. Sin saber lo que es perder el trabajo, sin conocer por dentro las oficinas del INEM, sin haber soñado siquiera la pesadilla de que el banco te embargue el piso y la policía ejecute tu desahucio, sin tener que comprar en la zona para pobres del Carrefour y sin haber sufrido la humillación de tener que pedir dinero para comer, los padres de la patria siempre son sensibles a nuestras miserias y calamidades.
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