De aquella zambullida de Alberto Ascari en el Gran Premio de Mónaco de 1955 sólo nos quedan los testimonios escritos y la recreación del accidente que John Frankenheimer realizó para una de las pelis de culto para los amantes de la Fórmula 1, Grand Prix. Gracias a Dios, Ascari sólo se rompió la nariz en su chapuzón en el Mediterráneo.
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