Hans Giger ha renovado un antiguo castillo de casi 500 años de antigüedad, creando un laberinto de salas monolíticas con muros de dos metros de espesor...según sus palabras: "
Sólo creo aquello que me asusta". La zona más impresionante es el bar. Al entrar, te inunda la vívida impresión de encontrarte en el interior de un monstruo prehistórico fosilizado hace miles de años, el techo cruzado por hileras de vértebras que dan forma a una espectacular bóveda. rel:
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