Donald Trump condenó ayer “el despliegue de odio y la violencia de las diversas partes” en los disturbios registrados en Charlottesville (Virginia)
Hace meses se produjo el estado de emergencia en Virginia (EEUU) unos enfrentamientos tras una marcha nazi. El caos se apoderó de la ciudad de Charlottesville con violentos choques entre supremacistas y antifascistas. Todos esperaban la respuesta de los mandatarios políticos, y se reprocha en general la ambigua postura del presidente Donald Trump al respecto, el cual ha tachado los hechos de actos de violencia desde ambos lados (desde "las diversas partes").
Muchos son los que rechazan esta postura del presidente americano, puesto que supone de facto igualar el tipo de violencia ejercido por los antifascitas a la de los nazis y supremacistas blancos, pero yo sinceramente creo que las personas que ven mal esta (en apariencia) neutral postura de Trump, sufren ellos mismos de lo que se puede entender como el mal de la supremacía moral.
Y es que en realidad en este asunto, como en casi todo en el mundo, lo que es lo "mismo" o no (en este caso el tipo de violencia) es relativo al punto de vista desde el que se mire. Las personas tienden siempre a formar grupos con ideas similares y se sienten luego muy identificadas dentro de esa comunidad. Estas agrupaciones establecen fronteras a veces físicas (formando países, estados, etc.) y a veces meramente ideológicas (política, religión, etc.). Pero sea como sea siempre existe de base la defensa conjunta de un mismo interés común. Y es la existencia y la diferencia (de intereses) de estos grupos y comunidades las que dan luego en general pie al conflicto y a la lucha (junto con su inexorable violencia). Pero debe quedar claro que dentro de estos conflictos, lo que está "bien" o está "mal" depende del bando en que nos encontremos como sujetos: es decir, de la propuesta que más nos interese creer.
Así pues, OBJETIVAMENTE es indiscutible que lo que hubo el otro día fue un conflicto social violento con dos bandos bien diferenciados (y con actos violentos por ambas partes), pero SUBJETIVAMENTE es evidente que para ningún bando fue lo "mismo" una violencia que la otra. Cada individuo verá como siempre su lucha personal (y la de su grupo -la de "los suyos" como diría Carlos Castrodeza-) más digna y noble que la postura contraria.
Así pues nadie sentirá jamás como sujeto (en ningún conflicto social habido o por haber) que su violencia es la "misma" que la del contrario, porque cada uno mira el asunto de manera relativa a sus creencias (e intereses) como persona. Pero debe quedar claro que objetivamente es una necedad negar que lo que ocurrió en casos como los de Virginia fue simple y llanamente una lucha igualmente violenta entre dos creencias encontradas.
Yo, por ejemplo, detesto como persona el pensamiento Nazi y racista, pero comprendo (e incluso acepto) que otras personas se puedan sentir identificadas con esos ideales por mucho que vayan en contra de los míos (y de mis intereses). Es decir, que no voy nunca a pretender idealizar mis creencias, ni a pretender colocarlas (moralmente) por encima de la de los demás, porque eso supondría tanto como colocarme a mí mismo por encima del resto de personas que no concuerdan con mi forma de pensar. Por contra, dentro de cada conflicto grupal intentaré siempre entender que existen necesariamente posturas que van reñidas y que se engloban dentro de unos intereses encontrados para las personas que participan de cada agrupación; pero que por lo demás son posturas siempre igualmente válidas una vez vistas de manera neutral (objetiva) dentro del marco de lucha de intereses en que se mueve la humanidad desde que el primer hombre pisó la Tierra.
Y aunque luego lucharé como todos (como persona que soy) por la postura que más me interese creer y defender, eso jamás me hará colocar mi visión moralmente por encima de la visión de nadie, porque objetivamente es evidente que eso no tiene ningún sentido ni soporte empírico. Lo Bueno y lo Malo (con mayúsculas) son conceptos imaginados e idealizados por cada sujeto, y por lo tanto son relativos a su forma de pensar; mientras que de manera objetiva Natural sabemos que no tiene sentido alguno hablar en términos absolutos y Universales en este asunto. Por lo tanto, todo aquel que se crea o se sienta en un puesto privilegiado donde sus ideas (y la de los suyos) son más dignas o morales que las de los demás, simple y llanamente sufre un sesgo psicológico que bien podría denominarse el sesgo del supremacista moral.
Fuente original del artículo: quevidaesta2010.blogspot.com/2017/08/sobre-el-sesgo-psicologico-de-la.