La supervivencia de una empresa pequeña en España no sólo es un triunfo, es un milagro. Soy inglesa. Hace cuatro años abrí una agencia de relaciones públicas en Barcelona con mi propio crédito. En septiembre del 2008 amplié en Madrid. Contraté a recién licenciados y a parados de larga duración. Siempre ha sido rentable. Las pequeñas empresas, motor de la economía, no sólo no reciben ayudas, sino que se les ponen obstáculos.
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